¿Qué valor tienen las imágenes en movimiento en la preservación de la cultura e identidad de las sociedades? ¿Cómo preservarlas?

Nuestras historias colectivas a menudo se capturan en formatos de película, video, audio o digitales y, a través de ellos, nos comprometemos a aprender sobre el pasado y compartir nuestras propias historias con las generaciones futuras. Cada vez más, las grabaciones sirven como nuestros recuerdos y cuentan las historias que constituyen nuestro patrimonio cultural.

Los medios digitales han creado oportunidades como nunca antes para que los archivos se conecten directamente con sus públicos, compartiendo e interactuando con nuevas audiencias a través de plataformas digitales de formas siempre nuevas. Sin embargo, las grabaciones de sonido y las imágenes en movimiento son documentos extremadamente vulnerables, ya que se pueden destruir fácilmente y de forma deliberada. El patrimonio audiovisual emblemático del siglo XX, se puede perder definitivamente a consecuencia del abandono, el deterioro natural y la obsolescencia tecnológica.

Importantes colecciones en todo el mundo han sufrido saqueos y dispersión, comercio ilegal, destrucción, almacenamiento y financiación inadecuadas. Mucho ha desaparecido para siempre; mucho está en peligro. Afortunadamente, a veces se redescubre el patrimonio documental perdido.

Es en este marco que, La Conferencia General la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida abreviadamente como Unesco, en su 33ª reunión, aprobó la Resolución 33 C/53 por la que se proclamó el 27 de octubre de cada año Día Mundial del Patrimonio Audiovisual para conmemorar la aprobación en su 21ª reunión (1980), de la Recomendación sobre la Salvaguardia y la Conservación de las Imágenes en Movimiento.

Esta Recomendación fue adoptada en 1980, considerando que las imágenes en movimiento creadas por los pueblos de todo el mundo forman parte del patrimonio de la humanidad en su conjunto y que, por consiguiente, es fundamental fomentar una más estrecha cooperación internacional para salvaguardar y conservar esos testimonios insustituibles del quehacer humano, en particular en beneficio de los países que disponen de recursos limitados.

Muchos elementos del patrimonio constituido por las imágenes en movimiento han desaparecido debido a deterioros, a accidentes o a una eliminación injustificada, muchas veces en contexto de conflictos armados, lo cual constituye un empobrecimiento irreversible de ese patrimonio.

La adopción por parte de la UNESCO de estas Recomendaciones, ha promovido que en las últimas décadas los Estados miembros hayan desplegado una activa cooperación a través de programas internacionales para el establecimiento de la infraestructura indispensable para salvaguardar y conservar el patrimonio de imágenes en movimiento de los países que no disponen de los recursos suficientes o de las instalaciones apropiadas, así como el intercambio de información sobre los métodos y técnicas de protección y conservación.

La actual pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de un acceso universal al patrimonio documental como recurso de conocimiento. A esta necesidad se suma la casi inexistencia de políticas efectivas para preservar y dar acceso a los elementos del patrimonio documental, agravado por la disminución de los fondos disponibles para los archivos, bibliotecas y museos, lo que aumenta el riesgo de pérdida permanente del patrimonio.

En nuestro país existen varios proyectos de archivos audiovisuales públicos y privados en proceso de formación, así como también, colecciones privadas con necesidad urgente de digitalización, restauración y salvaguarda en condiciones acordes, para la posterior exhibición educativa de esta expresión de la memoria colectiva. Aun así, ha desaparecido un número incalculable de tesoros documentales. Portal Meta ofrece una amplia variedad de recursos multimedia en diversas áreas de la educación, el desarrollo profesional, las artes y el rescate cultural de nuestras raíces.

Jaime Torres-Bodet, poeta mexicano y ex director general de la UNESCO, dijo una vez que los archivos no son “enormes cementerios”, sino lugares esenciales para la “continuidad de la conciencia humana. Se trata, pues, de un patrimonio muy específico y excepcional, a la vez frágil y muy complejo desde el punto de vista técnico, que requiere una atención particular y que debemos transmitir a las generaciones futuras."