El cambio curricular: más allá de un intercambio de propuestas aisladas

En la crisis coyuntural que hoy vive el país emergen con más fuerza algunas debilidades del sistema. El currículo y como se lo desarrolla en la clase virtual o presencial es uno de los temas de mayor debate y controversia.
Por: María Paz Peña
09/11/2020
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Se habla de manera liviana sobre la crisis educativa escolar con comentarios no siempre precisos ni adecuados que imposibilitan la buena comprensión de la situación. En la crisis coyuntural que hoy vive el país emergen con más fuerza algunas debilidades del sistema. El currículo y como se lo desarrolla en la clase virtual o presencial es uno de los temas de mayor debate y controversia. ¡Como si el currículo fuera el responsable de la deficiencia y la mala calidad educativa!

Se insiste que todo se resuelve con un cambio curricular. Como si todo se redujera a la elaboración de nuevos documentos impresos y distribuidos a los usuarios directos: maestros, administradores y directores educativos. La realidad y las distintas teorías demuestran frecuentemente que no siempre esta interpretación de cambio e innovación curricular ofrece resultados positivos y, que, finalmente podría suceder lo inesperado: que todo siga igual. Observa Mark Fullan que las condiciones de sostenibilidad de los cambios son aquellas que promueven modificaciones organizativas, estructurales y de roles entre los actores más importantes del mismo sistema que propicia el cambio o mejora; por lo tanto, la solución no se limita a una simple redacción de un nuevo currículo para lograr los resultados tan anhelados.

Para el análisis del tema curricular la interpretación de Ernest House podría clarificar la situación y ayudar a muchos tomadores de decisiones dentro del sistema educativo nacional. Este autor menciona tres aspectos que se han de tener en cuenta: el metodológico o tecnológico, el político y el cultural. El caso metodológico afecta directamente el interés de los maestros, usuarios directos de las sugerencias innovadoras. Sin embargo, estos, considerados como implementadores, no siempre obtienen éxito debido a su escasa formación profesional en investigación y la reflexión sobre su propia práctica pedagógica, formación inicial y comprensión substancial del porqué de los cambios e innovaciones sugeridas. En Paraguay, los cambios metodológicos o tecnológicos podrían tener mayor éxito si se tuviera en consideración algunos aspectos de diseño de la ejecución de la nueva propuesta, tales como una formación inicial intensiva

y sostenida de los docentes y el acompañamiento en aula durante dos a tres años de tutores de altas calificaciones, asignados exclusivamente para dicho rol. Un programa de mentorazgo podría incidir en cierta apropiación inicial de la nueva propuesta en el maestro. Sin desdeñar la importancia de seleccionar a bachilleres de nivel de excelencia como candidatos para la carrera, para que en unos cinco años ocupen los lugares donde se observan mayor inequidad y vulnerabilidad educativa y social.

El siguiente aspecto, no menos importante, el cultural, observa House, quien lo denomina de una manera genérica un “encuentro de dos culturas” no deja de ser apropiado y relevante para un país como el nuestro, donde de hecho, en el buen sentido, existen dos y más culturas. Entendemos como cultura en una visión antropológica no solamente el idioma, sino más aún, modos de vida, tradiciones, hábitos e incluso la conceptualización que diferentes grupos sostienen y defienden de lo que es “aprender y enseñar”. Es por tanto imperiosa la necesidad de encontrar, entre los conocedores del área educativa formal, la manera en que diferentes culturas organizacionales y políticas puedan convivir en el más absoluto reconocimiento y respeto para bien de los miembros de la comunidad. El éxito de la nueva propuesta curricular dependerá en gran medida de hasta cuánto podemos minimizar la ruptura que pudiera nacer entre los impulsores de los cambios y aquellos que los deben implementar en su ámbito escolar. Los patrones y modelos utilizados por años serán sustituidos por un modelo nuevo, siempre y cuando puedan entender y valorar el objetivo a largo plazo: la mejora del aprendizaje. Erróneamente, pretendemos un cambio de paradigma Kuhniano, sin esforzarnos en considerar las variables que están en juego para la ruptura o sustitución, que de alguna manera determina el “hacer”.

En cuanto al aspecto político, lo definimos como la necesidad de llegar a consensos coherentes, probadamente científicos. Estos acuerdos sentarían las bases para una política educativa nacional que tendrá impacto en la educación escolar formal de manera directa. Se espera que dicha política encamine los procesos educativos para el logro del bien común. Para el caso, recordamos a Diez Hochleitner quien señala que la política educativa son todas las acciones, principios y objetivos que marcan el camino que se

han de seguir para el logro de los objetivos propuestos. La polaridad de criterios existente entre los propios tomadores de decisiones y los estudiosos de la educación, quienes en ambos casos y en ocasiones, anteponen sus intereses, visiones ideológicas y personales y con ello pueden socavar el éxito de cambios cuya necesidad es imperiosa.

Como consecuencia de lo visto más arriba, sostenemos que es responsabilidad del Plan de Transformación educativa (PNTE2030) tener en cuenta que el proceso de construcción e implementación de todo cambio curricular abarca varias dimensiones: una política educativa, basada en evidencias científicas; una comprensión profunda de las dimensiones culturales de nuestro contexto y el aspecto formativo de los que llevarán a la práctica la nueva propuesta, que esté abierta al diálogo, al reconocimiento genuino y a la inclusión. No caigamos en facilismos y consideremos al cambio curricular o la innovación en la escuela como un mecanismo meramente técnico y unilateral. Pensemos en la articulación consciente y responsable para que la innovación pueda llegar finalmente al aula de manera efectiva y operacional.

Por María Paz Peña, Especialista en Educación y Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), autora del Libro “Aprendizaje Exponencial”, asesora educativa de Paraguay Educa y el Portal Educativo META.

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