Cuentan los pueblerinos, que hace milenarios años existen las hermosas y misteriosas hadas del Salto, ellas son las encargadas de preservar y proteger los animales, la vegetación, y las aguas cristalinas que recorren el hermoso Salto Amambay, que desemboca en el majestuoso y caudaloso Río Paraná.
Existe una historia de pueblo, contada con mucha frecuencia por los más viejos a sus descendientes, es la historia de Doña Martha y sus hijos Germán y Ester.
En un día de mucho calor doña Martha fue a lavar las ropas de su familia al salto, mientras que sus niños juegan a las orillas, o en el bosquecito hasta que termine sus labores. Fue así que un día Germán decidió adentrarse más en el bosque, encantado con los hermosos y gigantescos árboles y pájaros, fue cada vez más adentro alejándose de su hermana, mientras Ester sentada en una roca disfrutaba de su yvapuru, que yacía a orillas del salto, en eso se percató que ya había pasado mucho tiempo que Germán, no volvía, con susto llamó a su madre, que la agarró de la mano y comenzó a llamarlo Germán, ya acercándose la noche, decidieron ir al pueblo en busca de ayuda.
En la noche llegó clamando por ayuda a la puerta de Don Roberto, el almacenero del viejo y chico pueblo de Capitán Meza, quién con ayuda de su amable, amorosa esposa Nita decidieron ayudar y consolar a la pobre madre y su hija.
¡Cálmate Martha! Estará bien Germán, él es un niño astuto, muy inteligente, ¡calma mujer!
Apenas toquen los rayos del sol al río iremos por él, mientras ve a tu casa y descansa.
Doña Martha pasó toda la noche rezando a la Virgencita de Itacua, se los encomendó con mucha fe la protección de sus hijos.
Apenas dieron los primeros rayos de sol, llegaron Don Roberto y su esposa, se alistaron y fueron en búsqueda de Germán.
Se adentraron en lo más profundo del bosque, pasaban las horas y no habían hallado al niño, lo llamaban con mucha fuerza, eso hacían que los pájaros se alboroten y salgan a volar de sus nidos.
De pronto, Ester grita: ¡Mira ahí, ahí es Germán! Saltando de alegría, ¡Levántate! ¿Germán eres tú?, de prisa fueron junto al niño.
Sorprendidos lo hallaron en un gran colchón de hojas, tapado con las grandes hojas del güembé, y muchas frutas alrededor de él. ¿Don Roberto sorprendido le preguntó: Germán, ¿cómo conseguiste bajar esas naranjas de allá arriba? ¿De dónde quitaste esos mamones tan grandes y amarillos?
Todavía somnoliento, Germán les contó que eran las hadas que cuidaron de él, les dijo que le protegió del frío de la noche y lo invitaron a comer, hasta que cayó en un profundo sueño, también le encargaron un mensaje muy importante.
Les cuento que las hadas son las encargadas de cuidar, preservar la naturaleza de este sitio, ellas danzan el baile de la lluvia, para que caiga la tan ansiosa lluvia en los días de sequías, limpian el agua con su polvo mágico, cuidan y alimentan a los peces, para que este se multiplique y así ni haya escases y velan por los animalitos.
Es importante saber que respeten la vida de los animales, cuiden las aguas del salto y del río, no arrojan basura en los causes hídricos, no hagan fuego, no quemen hojas secas cuando hay sequías, este planeta necesita de gente que ame y cuide el medio ambiente, ellas ya están viejas y cansadas, ¡necesitan de nuestra ayuda! ¡Por favor! Cuidemos entre todos...
Es así que desde ese día ellos se encargaron de hacer llegar el mensaje de preocupación de las hadas a los demás compueblanos.
Por eso el pueblo de Capitán Meza, cuida, valora y respeta el medio ambiente, preservando hasta en la actualidad de sus saltos, plantando árboles y limpiando siempre de su hermoso y tan querido pueblo, desde niños, jóvenes y adultos, cuidan con sentido de pertenencia sus hermosos paisajes.
¡Todos en conjunto podemos mantener y amar nuestro hogar que es el planeta tierra, cuidemos la naturaleza!
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