Lectura en un mundo de pantallas

Los niños, niñas y adolescentes del siglo XXI no leen menos que los de antes. Leen de otra manera, en otros soportes o medios y con otros fines.
Por: Roxana Morduchowicz
17/08/2020
Imagen de noticias

Las investigaciones internacionales muestran que, los hogares en todo el mundo tienen más pantallas que libros, periódicos y revistas. Efectivamente, la presencia de los medios gráficos en las casas ha ido disminuyendo en los últimos años. Los padres, que son quienes toman la decisión de qué tecnología comprar para el hogar, decidieron pasar el tiempo libre, de ocio, con medios audiovisuales: la televisión, lector de DVD, computadora, tableta, celular.

Esta disminución de medios gráficos en los hogares, ¿genera que los más jóvenes lean menos?

Es cierto que en un universo de pantallas el principal afectado es el papel. La mayoría de nosotros, durante el día, leemos periódicos en su versión digital y buscamos información sobre temas que nos interesan. En los últimos años, empresas internacionales de edición de publicaciones aseguran que venden cada vez más libros en formato electrónico. En este contexto, parece lógico que los y las adolescentes –que ya nacieron con las tecnologías digitales- elijan leer de un modo diferente al tradicional.Leen sí, pero en pantallas.

De hecho, lo que más leen –después de libros para la escuela- es información en Internet. Cada vez más adolescentes hacen la tarea escolar buscando en páginas web. Pero, además, suelen investigar temas que les interesan: información sobre su equipo de fútbol preferido, sobre su grupo musical favorito, sobre los actores o actrices de quienes son fans, sobre las series televisivas que más disfrutan, etc. Los adolescentes consideran sus búsquedas en la web como lectura. Y tienen razón, porque estos relevamientos promueven la capacidad de leer. Las tecnologías e Internet han revalorizado la lectura.

Leer –parecen decir los jóvenes - no se aplica solo a los libros. El concepto de lectura, utilizado en singular, debería modificarse por el plural de lecturas, precisamente porque no existe una sola lectura: hoy existen diferentes tipos de lector, distintas maneras de leer y diferentes soportes. Las pantallas, que incluyen palabras, imágenes, música e hipertextos, cambiaron las formas de leer. Y los adolescentes de hoy no leen del mismo modo en pantallas que los jóvenes del siglo XX en papel.

Efectivamente, no existe hoy un solo modo de leer entre los jóvenes. Cuando usan la computadora, los adolescentes chatean, hacen la tarea, buscan información, visitan sitios web, crean blogs, arman perfiles en las redes sociales, mandan emails, envían imágenes con textos. Estos usos exigen saber leer y escribir, y siempre pensando en las audiencias.

En el siglo XX muchos adolescentes tenían un diario íntimo y personal donde volcaban todo aquello que sentían y vivían en su vida cotidiana. Pero ese diario tenía candado y nadie quería que lo vieran los padres o hermanos mayores. En los adolescentes del siglo XXI, los textos que se postean en la web están pensados para que los lean la mayor cantidad de audiencias, cuantas más lecturas, comentarios y muestras de aprobación reciben, mejor. Esta es posiblemente, la primera generación que piensa en el público que leerá lo que escriben o incluyen en la web.

Volvamos a la lectura que hoy se realiza en nuevos soportes y de nuevas maneras. Queda claro que no hay oposición entre lecturas y pantallas. No sólo porque la convergencia digital unifica los medios tradicionales con las más recientes tecnologías, sino porque, aunque los separásemos, para los chicos de hoy, los medios no se excluyen. Se complementan e incluso, se superponen. Mientras ven televisión, hablan por celular, escuchan música, navegan por Internet en la computadora. Es la generación “multipantallas”, multifunción, todo en simultáneo, todo entre pantallas.

La forma de leer también se ha transformado: los jóvenes de hoy ya no leen de manera lineal o secuencial. En su computadora o tableta, abren muchas ventanas al mismo tiempo, pasan de una a otra, vuelven atrás y avanzan sin una organización específica, sin la secuencia que, para cualquier adulto podría ser calificada como una tarea “desordenada”.

Se lee de otras maneras. Hoy se usa la capacidad de leer no sólo para los medios gráficos, sino en pantallas: para elegir una película, para saber qué pasó con el grupo musical preferido, para explorar qué hay en la televisión, para averiguar qué pasó con un deportista, para seguir la vida de un actor o actriz, para chatear con un amigo.

Es imposible analizar la lectura sin explorar cómo conviven en cualquier sociedad la cultura letrada, la oral, la audiovisual y la digital. Vivimos en una sociedad multicultural en la que estos lenguajes y escrituras se entrecruzan, integran y convergen. Todos, adultos y jóvenes, leemos en papel, pero también en versión digital: libros, periódicos, revistas, enciclopedias, etc.

¿Cómo entonces, es posible pensarlas por separado y seguir hablando de lectura en singular, como si leer se aplicara exclusivamente al libro en su formato de papel tradicional?

En síntesis, los jóvenes no leen menos que antes, sino que los modos de leer han cambiado, existen diferentes soportes, otros tipos de lectores, así como una amplia diversidad de formas y prácticas de lectura.

Por Roxana Morduchowicz, para Juntos por la Educación (2017).

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