Aunque hoy, en el siglo 21, podamos constatar que, en las universidades de todo el mundo, las mujeres están siendo mayoría, en el terreno más específico de la formación e investigación científica menos del 30% de los investigadores son mujeres.
Es en este contexto que, desde el 2011, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, de las Naciones Unidas (NNUU), aprueba el informe sobre el acceso y la participación de la mujer y la niña en la educación, la capacitación, la ciencia y la tecnología. Luego, en el 2013, la Asamblea General de las NNUU aprobó “la resolución relativa a la ciencia, la tecnología y la innovación para el desarrollo, en la que reconoció que el acceso y la participación plenos y en condiciones de igualdad en la ciencia, la tecnología y la innovación para las mujeres y las niñas de todas las edades eran imprescindibles para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de la mujer y la niña.”
Finalmente, el 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General decidió establecer el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. A propósito, en un mensaje conjunto emitido con motivo de dicha conmemoración, en el 2021, Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, y Phumzile Mlambo-Ngcuka, Directora Ejecutiva de ONU-Mujeres, transmitieron el siguiente mensaje: “Para que las políticas y los programas en materia de igualdad de género sean realmente transformadores, deben eliminar los estereotipos de género mediante la educación, cambiar las normas sociales, promover modelos positivos de mujeres científicas y sensibilizar a las más altas instancias de adopción de decisiones. Tenemos que lograr no solo que las mujeres y las niñas participen en los ámbitos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (CTIM), sino que además estén capacitadas para dirigir e innovar, y que cuenten con el apoyo de políticas laborales y culturas institucionales que garanticen su seguridad, tengan en cuenta sus necesidades como madres y las incentiven para avanzar y prosperar en esas carreras."
El conocimiento que tenemos acerca de los aportes e invenciones científicas hechos por mujeres, por lo general es pequeño. Y esos pequeños conocimientos se concentran en científicos hombres y adultos. Es casi nula la referencia de mujeres inventoras y científicas. Ni mencionemos la subestimación a la capacidad científica de niñas y niños en este mundo adultocéntrico.
Entendiendo estas limitaciones impuestas por una cosmovisión discriminatoria, podemos explicar por qué no sabemos que hacia el año 1.200 a.C. una mujer llamada Tapputi-Belatekalllim, se dedicaba a la química haciendo perfumes y utilizando el primer alambique de la historia en la antigua Mesopotamia.
O que Caroline Herschel (1750-1848), astrónoma alemana, fue una científica que descubrió ocho cometas y fue co-inventora del telescopio Herschel.
De Marie Curie (1867-1934) sí se sabe un poco más. Esta física y química polaca, pionera en el campo de la radioactividad fue la primera mujer en ganar un Premio Nobel. Además, es una de las cuatro personas que lograron ganar dos premios Nobel.
Otra mujer poco conocida fue la rusa Sofía Kovalévskaya (1850-1891), la primera mujer que trabajó como profesora universitaria de matemáticas en el mundo. También ubicamos a la compatriota de Sofía, la médica Zinaída Iermólieva (1898-1974), a quien debemos descubrimientos que sirvieron para implementar los estándares sanitarios de cloración del agua, en uso hasta los días actuales. Iermólieva también inventó métodos para el diagnóstico rápido del cólera y creó un medicamento capaz de tratar no solo esta dolencia, sino también la fiebre tifoidea y la difteria.
Este 11 de febrero, para honrar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, además de ubicar el trascendental aporte de las mujeres al conocimiento, a pesar de la segregación histórica que padecieron durante siglos en el terreno de la educación, la investigación y los derechos sociales y civiles, quiero compartir una serie de lecturas inspiradoras para que las niñas se puedan ver inventando e investigando, en un futuro que necesita de miradas diversas para superarse en términos humanistas.
Acá se proponen lecturas para descubrir la trayectoria de mujeres en el campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, cuyos aportes han sido trascendentales para la humanidad.
Y en segundo lugar, el libro de Marie Curie, la primera mujer doctora en Ciencias y profesora en la Universidad de París, que ganó dos premios Nobel, además de ser la primera mujer de la historia en obtener este premio. Está considerada la mujer más inspiradora de la ciencia moderna.
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