YouTube es la segunda página web más visitada del mundo [1]. El dominio fue activado en febrero de 2005, y su rápido crecimiento despertó el interés de Google, que a finales de 2006 la compraría por 1.650 millones de dólares.
El contenido de los vídeos que se publican en YouTube fue variando con el pasar de los años. En la actualidad un comunicado de prensa de la plataforma destaca que "de los más de 2.000 millones de usuarios que se loguean en esta plataforma cada mes, 7 de cada 10 lo hacen para aprender sobre algún tema en particular"[2].
Imagen: Portal Educativo Meta
Este aumento en el interés de los vídeos con fines educativos no es casual. Su origen puede ser adjudicado (entre otras cosas) al cambio en la interpretación que hacen de esta plataforma dos grupos sociales relevantes en el proceso de desarrollo de YouTube: los expertos (docentes, profesionales, o idóneos en algún tema), y los usuarios y las usuarias en general (consumidores de la plataforma).
En el caso de los expertos, el crecimiento exponencial de YouTube genera un ecosistema que fomenta la creación de contenido educativo. La proliferación de vídeos caseros, de baja calidad, y de una amplia variedad de temas (muchas veces poco interesantes, e incluso orientados al ámbito privado e inentendibles para el público en general), establece las condiciones para que cierto pudor propio de quienes desean compartir un saber pueda ser dejado de lado.
Los expertos, entonces, dejan de ver a YouTube como una plataforma en la cual pueden quedar expuestos frente a la comunidad (académica, educativa, profesional), y comienzan a verla como un universo donde el costo más alto que uno puede llegar a pagar por un contenido de baja calidad, es el anonimato.
Este ecosistema que permite la proliferación de vídeos educativos lleva a estas personas expertas a adoptar un incipiente "estilo" propio de la plataforma. Cuando hablamos de "estilo" nos referimos a ciertas recomendaciones que los YouTubers conocen muy bien: prestar atención a la iluminación, la edición del video, el título, realizar un pequeño guion. Estas recomendaciones fueron también promovidas por la plataforma, posicionando mejor (por ejemplo) a aquellos vídeos de mayor resolución, o penalizando a los que no superen cierta duración.
Tener en cuenta estos parámetros en la creación de vídeos, responde también a un cambio en la interpretación que hacen los expertos sobre la plataforma. YouTube ya no es interpretado como un espacio donde puedo compartir mi conocimiento para que sea tomado por quien lo desee, sino que, si deseo que mi conocimiento llegue a otros, debo cumplir (o acercarme a cumplir) con ciertos parámetros que la dinámica de la plataforma exige.
Los usuarios y las usuarias en general también han cambiado su manera de interpretar qué es YouTube. En los últimos años este sitio ha dejado de ser una página web a la que uno ingresa luego de haber buscado información sobre algún tema, y se ha convertido en la primera opción a la hora de buscar contenido en Internet. Dicho de otro modo: YouTube parece estar más cerca de competir con Google (si es que se puede llamar competencia a eso) que, con otras páginas como Vimeo, dedicadas al almacenamiento de contenido en video.
Si bien la mayor parte del consumo en esta plataforma sigue estando relacionado con el entretenimiento (la música y los videojuegos son los tópicos más vistos), en la actualidad sus búsquedas se extienden a lo que en otros tiempos se buscaba en Internet. Y en este sentido, las búsquedas orientadas a aprender sobre un tema en particular, o el famoso "How to" (Cómo hacer…) fueron siempre uno de los motores dinamizadores de Internet.
Así pues, los vídeos compartidos en YouTube tienden a seguir ciertos parámetros, cierto "estilo". La adopción de este por parte de los expertos y la utilización de YouTube como primera fuente de consulta de los usuarios de internet fueron el caldo de cultivo ideal para la proliferación de estos vídeos educativos.
Esto deja en evidencia una de las grandes ventajas de los vídeos como medio para la enseñanza y el aprendizaje: que estos adoptan un estilo atractivo para los usuarios y las usuarias y se inscriben dentro de una plataforma accesible y muy utilizada en la vida cotidiana de las personas.
La accesibilidad a YouTube desde diferentes dispositivos, a cualquier hora y en cualquier lugar, presenta una ventaja quizás demasiado evidente. No tan evidente (pero no menos importante), es que esta misma ubicuidad de YouTube permite a las personas cierta libertad ausente en la educación formal.
Al buscar vídeos educativos, uno puede decidir a qué contenido darle relevancia, puede elegir, seleccionar, discriminar, puede frenar un vídeo, retroceder, cambiar la velocidad. En definitiva, la experiencia vivida se presenta tan original como el sujeto mismo. Esa originalidad y el control de la situación son aspectos centrales en la vida de un sujeto que es (o pretende ser) libre.
La enseñanza tradicional requiere de límites estrictos de tiempo y espacio, y por tanto es esperable que no sea percibida como un espacio de libertad. Pero esto no se trata necesariamente de un problema que hay que solucionar, sino que es, más bien, un costo que la educación formal debe asumir y pagar.
Claro que los límites son muchos y no sólo afectan a quienes quieren aprender sino a quienes quieren enseñar. Acceder a una institución educativa como docente o poder brindar un curso, son siempre empleos de cupos limitados. En este sentido, YouTube brinda ventajas a los expertos que, con una inversión moderada, podrán dar una clase sin necesidad de pertenecer a una institución en particular, ni de asistir a un lugar en un horario determinado.
No obstante, las instituciones educativas tradicionales también tienen sus ventajas. Los vídeos educativos online pueden ser muy útiles para transmitir un contenido específico, pero el sistema educativo, como todos sabemos (o deberíamos saber) también "enseña" valores, quehaceres, formas de relacionarse, de convivencia, que fácilmente se aprenden e incorporan a través de la experiencia presencial, y difícilmente puedan transmitirse en formato de vídeo.
Incluso, la educación formal tiene, aun hoy, un atributo del que YouTube y otras plataformas de vídeos online carecen: impone el tema.
La mayoría de los vídeos educativos en YouTube son consultados para solucionar problemas que las instituciones educativas proponen a sus estudiantes. Sin la educación formal, la mayor parte de los vídeos educativos de YouTube no contarían con la cantidad de visitas con las que hoy cuentan.
Este no es un tema menor. En la tensión que solemos observar entre las nuevas tecnologías y el sistema educativo, algunas interpretaciones parecen querer construir una especie de competencia entre YouTube y la educación formal.
La tecnología existe como parte de la vida social, no es una esfera que pueda ubicarse por fuera de la sociedad. Siempre hubo tecnología (aunque ella fuera un papel, o un lápiz) y siempre acompañó (en mayor o menor medida) al sistema educativo. El aprendizaje a través de plataformas como YouTube está presente porque forma parte de la dinámica social de estos tiempos. Resistirse, no es más que un esfuerzo inútil.
Intentar acompañar esta dinámica generando contenido oficial desde las instituciones educativas, prestando atención al modo de comunicar en este medio, puede ser una estrategia inteligente que adoptar por dichas instituciones. Pero hay que tener en cuenta que el atractivo de los vídeos de YouTube está relacionado (como dijimos) con la libertad, y que las instituciones educativas no deberían pelear en esa arena, sino asumir que permiten esa libertad justamente por erigirse como oposición a esta. Dicho de otro modo: si aprender a través de vídeos de YouTube nos da una "sensación" de libertad, nos permite sentirnos autónomos, es sólo gracias a la existencia de las instituciones educativas cuya rígida estructura se nos impone y nos hace sentir de algún modo, subordinados.
Si bien puede sonar algo trágico, no lo es en absoluto. Si no perdemos el foco del asunto, y recordamos que la función principal de las instituciones educativas es transmitir ciertos valores, presentar temas específicos y conseguir que sean adquiridos algunos conocimientos, los vídeos educativos online pueden complementar este último punto dejando a las instituciones formales más espacio para dedicarle los dos anteriores.
La formación de las personas como actores sociales, comprometidos, responsables sigue estando en manos de las instituciones que tradicionalmente se encargaron de esto: la familia y la educación formal.
La proliferación de los vídeos educativos puede abrir un espacio dentro del aula donde promover las discusiones, alentar el trabajo en equipo y la solidaridad, fomentar valores éticos y morales, y estimular el interés por ciertos temas acompañado de un espíritu crítico, sean los tópicos a los que el profesorado, los docentes y los directivos les asignen su mayor dedicación, tiempo y esfuerzo.
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